martes, 7 de abril de 2009

Bronenósets Potyomkin

Después del triunfo de la Revolución Rusa de 1917, que significa la caída de los zares, la subida al poder de una nueva clase social y la creación de Unión Soviética, tiene lugar una gran expansión artística antes de ser ahogada por la burocracia y la censura que genera el Partido Comunista. En el terreno cinematográfico se ruedan grandes películas, a cuya cabeza se sitúa El acorazado Potemkin (Sergei Eisenstein, 1925) perfecta mezcla de propaganda comunista y expresión artística, pero en precarias condiciones.

Planteada como uno de los ocho episodios que debían integrar una magna producción para conmemorar el veinte aniversario de los sucesos de 1905 que llevan al triunfo de la Revolución, el 31 de marzo de 1925 Eisenstein comienza a rodar en Leningrado el episodio de la huelga general. Basada en un guión de Nina Agadjanova, autorizado por el Comité Central del Partido Comunista, la complejidad de su planteamiento hace que ni el director, ni su equipo estén contentos con los resultados.

El acorazo Potemkin, el único episodio que se completa del proyecto inicial, se convierte en una tragedia en cinco actos con una estructura más musical que dramática. Gracias a no haber un protagonista único, a que un grupo de tipos característicos, elegidos con gran cuidado, se convierte en la masa sobre la que se apoya la narración, y también a utilizar con sabiduría las nuevas técnicas de montaje, Einsenstein logra una perfecta y difícil unión entre ideología y forma.

El film se estrenó el 1 de enero de 1926 en el teatro Bolshoi de Moscú. Tiene un gran éxito y ese mismo año se presenta en Berlín y Nueva York. Pero no todo son buenas noticias para El acorazado Potemkin, la película se convierte en objeto de censuras en muchos países, donde durante décadas permanece prohibida. 

1 comentario:

artax dijo...

¡la tengo en mi lista de películas que tengo que ver! y ya va siendo hora de que lo haga... toma nota :)